Antes de la victoria, la actriz concedió entrevistas donde reflexionó brillantemente sobre el aislamiento cultural de Brasil derivado de la lengua portuguesa y una mezcla de frustración y lástima por el mundo que no conoce en profundidad la belleza de nuestra cultura. Para superar esta situación es necesario modernizar, actualizar y entender a todo el sector como inductor de una nueva matriz de desarrollo que pueda generar millones de oportunidades a nivel interno, y también proyectar la imagen del país, conectándolo aún más con el mundo.
En este sentido, el ejemplo de Corea del Sur es emblemático. En 1998, para superar la crisis asiática, el gobierno coreano aumentó el presupuesto del Ministerio de Cultura y creó un departamento especial dedicado a la cultura popular, que pronto pasó a denominarse k-pop preparando el terreno primero para el «Gangnam Style» de Psy y luego para el fenómeno pop BTS, grupo musical que hoy, solo, genera más de 3 mil millones de dólares en la economía del país.
Al mismo tiempo, esta política tuvo un impacto extremadamente positivo en el sector audiovisual del país. Las cuatro estatuillas de los Oscar 2020 por ‘Parasite’, de Bong Joon Ho, incluida la de mejor película, y el fenómeno ‘Round 6’, la serie más vista de la historia de Netflix -récord que se repite en su segunda temporada-, además de El éxito de las telenovelas surcoreanas en todo el mundo son ejemplos de este poder. Cuanto más dinero fluya, más empleos, ingresos y créditos para el sector cultural de Corea del Sur.
Hablando con un amigo productor audiovisual brasileño antes de los Globos de Oro, hablamos de la ausencia de diversas formas de financiación cultural en Brasil, por ejemplo, una política de crédito para las producciones brasileñas que realmente podría sumarse a las formas de financiación existentes.
Imaginar una política de crédito para el universo creativo brasileño en su conjunto –de manera unificada y aplicable transversalmente a cada una de las áreas creativas, incluido el audiovisual– es una de las formas en que podemos buscar actualizar nuestra política cultural dentro del actual escenario macroeconómico.
Esto daría mucha fuerza a nuestra clase cultural en su conjunto y reflejaría, sobre la base de una política de desarrollo eficaz, el impresionante 3,11% del PIB y los 7,8 millones de empleos que la economía creativa genera en Brasil. Nunca está de más recordar que esta cifra es superior a las obtenidas por la industria automovilística tradicional, que genera el 2,5% del PIB, pero es campeona en créditos e incentivos fiscales.